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Qué Ver en Marruecos

Realmente, Marruecos no es un país que resalte en la extensión de su área, no tiene la jurisdicción de una gran cantidad de tierras. Sin embargo, allí existe cierta variedad de ecosistemas naturales, culturas, lenguas y habitantes que alargan la lista del qué ver en Marruecos.

Qué Hacer en Marruecos

Bueno, una vez que estés montado en el avión (o ferry o cualquier otro medio de transporte que prefieras) es posible que salga a flote la pregunta ¿qué hacer en Marruecos? Y la respuesta es simple: mucho.

Marruecos, como un país floreciente que ve un pilar de su economía en el turismo, les ofrece a sus visitantes múltiples actividades y destinos para explorar, aprovechando también la variedad de paisajes de la que dispone el país.

Cosas que Ver en Marruecos y Alrededores

En cosas que ver en Marruecos y alrededores tenemos varias cosas para contarte. Desde montañas cubiertas de nieve, verdes llanuras y mesetas, cascadas, costas bravas de pedregales, playas de aguas cálidas y mansas hasta dunas de arena con todo y camellos.

Se trata de un destino bien surtido y que parece amoldarse a todos los gustos. ¿Quieres ver cascadas en pleno Magreb? Visita Marruecos. ¿Gustas de escalar altas cumbres, sentir el viento frío en tu rostro y amasar nieve blanda de África? Visita Marruecos.

¿Te gusta comer sabroso, sustancioso y exótico?, ¿deseas ir a un destino en el que puedas hablar español, así como francés, árabe e incluso inglés?

¿Qué tal si quieres vivir todo eso sin atravesar más que una sola frontera, la de tu país de origen? Para todo eso, ya conoces la respuesta.

Qué Ver en Marruecos por Zonas

Ya, que lo hemos repetido bastante, pero es que sí hay mucho qué ver en Marruecos por zonas. Por ejemplo, si te apasiona la naturaleza te interesará saber que Marruecos cuenta con una flora de aproximadamente 4200 especies. Nada mal para un país “desértico”.

La vegetación es de tipo mediterráneo, por lo que vas a encontrar muchas encinas, cedros, alcornoques y pinos. Y, aunque el bioma que domina es el de bosque mediterráneo, existen tres ecorregiones que vale la pena ver:

El bosque mediterráneo norteafricano, presente en el norte del país.

La estepa arbustiva mediterránea, ya en el centro-este.

Y el bosque seco mediterráneo, matorral suculento mediterráneo y matorral suculento de acacias y erguenes, hacia el suroeste.

Igualmente, en las partes más cercanas a las montañas están los bosques montanos norteafricanos (que son de coníferas), la estepa de enebros en el Gran Atlas y, ya en el sureste colindando con Argelia, la estepa del Sahara septentrional.

La fauna es variada: hay muchas aves puesto que Marruecos se sitúa en plena ruta migratoria de las especies que viven y anidan en Europa y viajan a África y otras latitudes del sur para pasar el invierno. Sin mencionar las autóctonas de la zona.

Entre las aves destacan los halcones, buitres, cigüeñas e ibis (especialmente el ibis eremita, que solo tiene una población natural entre Marruecos y Argelia). Otros animales típicos de Marruecos son los dromedarios (camellos de dos jorobas), escorpiones, gacelas y serpientes.

Toda esa fauna y flora encuentra refugio en los parques nacionales de Marruecos, entre los cuales destacan los parques nacionales Toubkal, Sus-Masa, Talassantane e Iriki.

Y si tu interés va más allá de la naturaleza, no te preocupes ya que te iremos diciendo mucho, mucho más.

Norte de Marruecos

El norte de Marruecos representa la atractiva mezcla del exotismo árabe, la indiscutible calidez africana, el encanto del Mediterráneo y las nuevas tendencias de los países occidentales.

Tiene en sus espacios los ecos aún resonantes de su pasado como protectorado español, por lo que no es raro encontrar allí marroquíes que puedan hablar contigo en tu idioma.

A pesar de lo muy habitada que esta zona pueda estar, el norte de Marruecos aún tiene franjas de territorio poco conocidas, partes del litoral que están aún sin urbanizar, rutas magníficas de senderismo con poca afluencia de visitantes, dos parques nacionales…

Remansos en los cuales la naturaleza perdura aún, incluso entre ciudades tan importantes como Tetuán.

Tetuán era la capital del antiguo protectorado español, se sitúa en las estribaciones del Rif y a pocos kilómetros del mar y aún así parece una joya escondida para los foráneos.

Da la impresión de que en ella no pasa el tiempo, pues su medina (patrimonio mundial) está igual que hace siglos: con artesanos percutiendo el metal, panaedros ocupados en los hornos públicos y tiendas textiles con miles de hilos de todos colores.

Tiene un aire hispano-morisco que se evidencia más que todo en el ensanche, de edificios blancos y grandes avenidas. Y dispone de 35 mezquitas (dos de ellas inaccesibles a los no musulmanes), el Museo Etnográfico, la Escuela Artesanal y tiene también una plaza.

La plaza Hassan II, que es el nexo entre la medina y el ensanche. Los guardias permanecen apostados frente a la fachada del palacio real y cerca de ellos están cuatro falsas columnas, que son de hecho faros, diseñados por Enrique Nieto (artista discípulo de Gaudí y residente en Melilla).

Además, hay una iglesia (la del Pilar, que todavía da la hora con sus campanadas) y un Centro de Arte Moderno (que solía ser una estación de trenes).

Saliendo hacia la costa, en las inmediaciones de Findeq y hacia M’Diq, Saidia, Cabo Negro y Martil discurre una carretera bien cerca de la frontera con Argelia, una carretera en la que puedes ver que se mezclan pueblos y ciudades marroquís tradicionales con apartamentos y hoteles de lujo.

Tetuán podrá estar medio escondida de los foráneos, pero sus playas no. Y en esas doradas uniones de arena y mar encontrarás, prácticamente, a gente de todo el mundo.

Hacia el interior y a los pies del Rif, se localiza Chefchauen. Un verdadero encanto marroquí-andalusí de colores blanco, azul y techos rojos que converge en la plaza Uta el-Hammam; es popular entre los mochileros aunque hoy en día está un poco adulterada por el turismo.

Visita también el sendero de subida al Yebel El Kelaa, la aldea de Aïn Tisimlane, el pueblo de Targa, la ciudad de Nador, la villa de El Yebha y la ciudad de Alhucemas, con su playa El Quemado y su parque nacional.

Sur de Marruecos

El sur de Marruecos es una zona un tanto más seca que su homóloga del norte, dada su cercanía al desierto. Sin embargo, aquí encontrarás cascadas que te impresionarán con su alta y caudalosa caída de agua, así como valles, oasis y montañas muy bonitas. También hay ciudades.

Marrakech es una ciudad que hoy en día se dedica casi por entero al turismo, lo que puede haberle quitado un poco de identidad, pero igual su medina, el zoco, el museo y sus jardines son dignos de visitar.

Ouarzazate funge como localidad de paso hacia Zagora o Merzouga. Es muy conocida y hasta tiene cerca estudios de cine.

Valle de las Rosas, donde se celebra un festival de la rosa y usualmente encuentras a muchos niños con collares de rosas para vender.

Cañón del Dades, en el cual puedes tomar muchas fotos dignas de una postal. La erosión ha ido dándole formas curiosas a las rocas allí presentes y, en la parte más estrecha de la ruta, se observan varias curvas con una gran pendiente.

Cañón del Todra, que queda después de un gran palmeral y consiste en dos grandes paredes de piedra que superan los 100 metros de altura y están muy juntas entre sí. De gran belleza.

Y, desde luego, el desierto. Dos sitios famosos son Merzouga (cuyas dunas son impresionantes) y Zagora (con un paisaje menos espectacular pero más cercano a Marrakech).

Este de Marruecos

Hacia el este de Marruecos se encuentran las fronteras con Argelia y Mauritania (esta última si se cuenta el territorio de Sahara Occidental. En el Noreste, en la región Oriental, encontrarás la ciudad de Uchda.

También hay valles, montañas y porciones de desierto. Hallarás en el este la línea costera perteneciente al mar Mediterráneo..

El este de Marruecos, exceptuando el noreste, en general no presenta grandes ciudades turísticas, sino que predominan los poblados y aldeas tradicionales que van internándose en el corazón de la nación. Por ende, actualmente no es muy explorada por la mayoría de los turistas.

Oeste de Marruecos

El oeste de Marruecos está dominado por la presencia del Océano Atlántico, que se une a la costa y ofrece la línea costera más extensa del país, separada casi por poco de las Islas Canarias. Es una de las zonas más conocidas del país, junto con el norte y el sur.

Encontrarás ciudades tan influyentes y turísticas como Rabat (la capital del reino alauí), Salé, Kenitra, Casablanca y Agadir.

Agadir tiene dos zonas bien diferenciadas:está la marroquí, que ofrece a sus visitantes buen número de hoteles (riads) y una línea de playa bastante poblada; la otra parte ya posee un tono más occidental y en ella se ven muchos hoteles y resorts de lujo.

Debido a esto, no es precisamente un destino mochilero… excepto si lo que se busca es un alojamiento accesible luego de una excursión por el desierto.

Encontrarás también la playa de Legzira, una de las mejores y más bonitas del mundo, que está a poca distancia de un poblado llamado Mirleft y tiene buenas olas para aprender a surfear.

Sidi Ifni es otro poblado, que formó parte del protectorado español en Marruecos, en el cual se observan unos restos de esa época y tanto él como su gente te recordarán un poco a casa.